miércoles, 24 de febrero de 2016

EL LUGAR JERÁRQUICO DENTRO DE LA FAMILIA

¿QUE NIVEL DE PODER TE DEBE CORRESPONDER
EN TU FAMILIA?



Algo con lo que nos encontramos constantemente dentro de las consultas de terapia Familiar es con que el poder está mal distribuido entre los miembros de la familia; las alianzas o coaliciones son incorrectas, los hijos usurpan (por deficiencia o imposición) el lugar de alguno de los padres y en ocasiones los mismo padres no se atreven a tomar el lugar que les corresponde dejando este a quien lo tome dentro de la familia y comienzan los verdaderos conflictos. Algunas maneras de saber cómo está distribuido el poder es observar nuestras acciones y responsabilidades, los lugares que ocupamos ante la mesa o al caminar en familia, las discusiones y las decisiones en familia, etc. pero vayamos poco a poco.

Piensa en la última ocasión que como familia salieron a alguna parte, piensa quién sugirió la idea de salir, piensa quién apoyó dicha idea y cómo es que llegaron a decidir que deberían de salir, en ocasiones es una persona quien toma la decisión final, la que aprueba o desaprueba esa propuesta y esa persona debe ser alguno de los padres; si notas que alguno de los hijos es quien toma la decisión final ya sea por berrinches, por apatía o simplemente porque así sucede, tenemos la primer señal de alarma en la familia ya que esto implica un nivel inadecuado de poder depositado en los hijos, claro que esto se debe observar frecuentemente dentro de la familia y no debe ser solo un evento aislado.

Idealmente el poder en una familia debería estar distribuido de la siguiente manera: los padres debieran compartir el mayor porcentaje de poder y este debiera ser distribuido equitativamente entre el padre y la madre, los hijos debieran tener menos poder y este debiera ser equitativo entre los hermanos (esto en una familia tradicional en donde entre los hijos no hay tanta diferencia de edad). En una familia mono-parental, (conformada únicamente por uno de los padres y los hijos) el poder debería estar distribuido en su mayoría en el padre o madre y la menor parte entre los hijos equitativamente. En una familia compuesta (cuando se unen dos personas con hijos cada uno y forman una familia nueva) el poder debe distribuirse de manera similar a la familia tradicional, con la diferencia de que cada padre deberá tener más poder ante sus propios hijos que ante los ajenos, lo cual paulatinamente deberá equilibrarse, etc. A pesar de que esto pueda sonar lógico, resulta que es de lo que más origina problemas al interior de la familia ya que cuando el poder está mal distribuido, las obligaciones pueden ser insostenibles y comienzan los problemas.

Tomemos como ejemplo el que alguna hija tome el papel de la madre ya que esta es deficiente en su labor o tiene alguna enfermedad que le impide asumir su responsabilidad o debido a que la madre trabaje y al llegar a casa no retome su lugar, etc. cuando esto sucede en un hogar tradicional, el padre comienza a apoyarse en dicha hija y por tanto comienza a depositar responsabilidades (el cuidado de los hijos, las labores domésticas, etc) y la madre comienza a verse desplazada, lo que puede originar depresión y reforzar un círculo de impotencia, o también llega  a originar discusiones de pareja serias;  mientras que la hija con el poder de la madre, difícilmente podrá hacer una familia propia ya que tiene demasiadas responsabilidades al interior de su familia nuclear y al mismo tiempo acarrea problemas con los hermanos, con quienes no se puede relacionar de una manera equilibrada.

Otro ejemplo clásico es cuando la familia cuanta con un padre ausente de tal forma que alguno de los hijos trata de ocupar el lugar del padre, y al momento en que dicho hijo usurpador debe interactuar con el verdadero padre, se originarán enfrentamientos en los cuales ninguno de los dos resultará bien librado; al mismo tiempo la familia se haya en confusión debido a los roles que no son claros por lo que en ocasiones se realizan coaliciones negativas; es decir se unen dos o más miembros de la familia en contra de otro u otros.

Ahora vamos a entender cuál lugar nos corresponde dentro de la familia; si tu eres padre o madre te sugiero que revises tus funciones y por ejemplo con cual de los miembros de tu familia te "desahogas" o cuantas tus problemas, ya que un error clásico es contar los problemas de pareja a algunos de los hijos, esto implica una función mal asignada a dicho hijo o hija, lo más recomendable sería tener este tipo de confidencias con la pareja y no con los hijos y si el problema es con la pareja, entonces es con esta con quien se debe tratar y resolver ya que al hacer partícipes a los hijos de los problemas de pareja, se genera una división en la familia debido a que es común que el hijo o hija tome partido del lado de quien se queja en contra del otro progenitor.

Si eres uno de los hijos, te sugiero revisar también a fondo tu lugar, un hijo debería tener una relación equilibrada y de igualdad con los hermano (y no de padres suplentes o hijos de los hermanos) y un relación subordinada y amorosa con los padres (no de confidentes ni resolutores de conflictos, ni padres o madres de los propios padres). El hecho de retomar tu lugar dentro de tu familia, cuando este está herrado, al inicio resultará en conflictos ya que la familia se ha adaptado a esa manera errónea de actuar y a pesar de tener conflictos, con la costumbre parecen subsanables, no obstante cuando algún miembro de la familia identifica y corrige su lugar, tarde o temprano eso será un beneficio para todos ya que cada uno se hará responsable por sí mismo y sus obligaciones y dejará que los demás hagan lo propio.

Este tipo de temas pretenden aportar material para la reflexión y de ninguna manera son una solución a un conflicto, por lo que si tu o tu familia se encuentran en una situación difícil lo apropiado es acudir a consulta psicológica y en compañía del experto solucionar dichos conflictos para lograr la armonía familiar o individual lo cual permitirá que al llegar a casa te sientas cómodo o cómoda y disfrutes de la presencia de tus seres queridos. Recuerda compartir el artículo y gracias de antemano por ayudarme a crear consciencia.

Lic. Psic. Pedro Salvador Cabrera Ramíerez

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