martes, 29 de marzo de 2016

LOS HIJOS DE PADRES DIVORCIADOS 2

¿QUÉ HACER PARA NO AFECTARLOS?



En el artículo pasado hablé de algunas consecuencias psicológicas y emocionales que pueden tener los hijos de padres divorciados, pero también comenté que no necesariamente todos tienen este tipo de consecuencias y que incluso para algunos la separación resultará lo mejor para conservar una estabilidad emocional. En este artículo abordaré cómo es que algunas personas han logrado salir sin consecuencias psicológicas y/o emocionales de un proceso de separación.

En primer lugar debemos de saber que cada separación es especial y única y por consiguiente sus particularidades y matices serán también especiales; pero como Psicólogo Clínico les compartiré lo que yo he observado en terapia y que me resulta de particular interés. Pues bien, resulta que lo que más daña no es el hecho de la separación en sí mismo, sino que tiene que ver con la construcción que se haga de esto, una corriente Psicológica y de pensamiento llamada Constructivismo, afirma que nosotros nombramos las situaciones y eventos que ocurren a nuestro alrededor y a través de nombrarlos construimos una realidad aplicable a nosotros y a nuestra vida.

Un ejemplo ficticio de lo anterior es este: una mujer termina una relación de pareja al mismo tiempo que su amiga, ambas estaban comprometidas en su respectiva relación y ambas amaban a su pareja pero una de ellas en su discurso y construcción de realidad, utilizó frases como "es mio y yo suya", "lo necesito", "él es lo mejor que me ha pasado", "no podría vivir sin él", "no imagino la vida sin él" y otras. Mientras que la otra mujer construyó su realidad con otro tipo de frases como: "los dos decidimos estar juntos", "él quiere estar conmigo y yo con él", "esta relación es buena", "sería bueno compartir la vida con él", "lo amo y me ama" y otras; ya imaginarán la diferencia a la hora de enfrentarse al duelo en ambas mujeres; para la primera es como perder algo vital y lo sufrirá como una muerte, mientras que para la segunda solo es algo que no se dio, es un evento negativo y doloroso  pero superable.

Lo mismo ocurre con los hijos de padres divorciados, algunos entienden la separación como "lo peor que podría pasar" mientras que otros incluso llegan a pensar "será lo mejor para todos", solo que la diferencia en el caso de los menores de edad es que los padres juegan un papel crucial en la construcción de realidades de los hijos, por ejemplo tenemos al padre que dice a sus hijos "su mamá nos quiere abandonar" y de esta manera instala en el aparato psíquico del menor la connotación negativa de "tu propia madre te quiere perjudicar al dejarte", mientras que otros padres podrían decirle a los niños "tu madre y yo nos queremos separar para no afectarnos entre nosotros y mucho menos a ustedes porque los amamos" y este discurso contiene una carga de amor, y los hijos entienden que ambos padres los aman pero que el problema es entre los adultos.

Cuando existe alguna infidelidad y el padre o madre afectados tratan de generar un rencor en los hijos, entonces comienza a construir el evento con frases como: "nos engañó o nos traicionó" y cuando los hijos preguntan ¿porqué?; encuentran respuestas del tipo "ya no nos quiere o nunca nos quiso" se imagina usted lector el significado profundo que adquiere el menor en ese momento; muchos comienzan a pensar a partir de ese momento que son tontos ya que sentían amor por alguien que no los quería y a partir de este momento dejan de confiar en las personas, así el padre que programó al menor con respuestas tan negativas, se encargó de destruir la vida de su hijo o hija en ese solo instante y aunque parezca exagerado, yo me he encontrado conque este tipo de construcción de realidades, lleva a las personas al sufrimiento incluso por toda una vida, así que habrá que cuidar muy bien las frases que decimos a nuestros hijos.

Cuando se trata de una separación, siempre tenemos que diferenciar la relación de pareja (en la cual hay un problema grave) de la relación padre-hijo, madre-hijo (en donde no debe haber problemas), y con esta clara diferencia en mente, la manera de actuar será más acertada ya que los adultos comenzarán a diferenciar lo que sienten por la ex pareja de lo que sienten por los hijos ya que estos no pueden ser ex hijos y también entenderán que, lo que toca a cada uno de los padres es fomentar su relación con sus hijos y que esto no tiene nada que ver con la mala relación de pareja que hubo en su momento.
Es muy común que en el proceso de divorcio salga lo peor de cada adulto y es entendible (más no justificable) que en ese proceso se descuide a los niños, pero siempre existirá el espacio para ellos y lo más recomendable es aprovechas estos espacios con honestidad y no guardar secretos para los menores, aclarar siempre las dudas que estos tengan con la verdad (es decir sin cargas negativas ni positivas extra) y procurar la comunicación continua y sincera con ellos. 

Muchas mujeres me han comentado que tras la ruptura amorosa, tratan de no llorar frente a los menores, para no afectarlos ni confundirlos, no obstante, muchos adultos cuyos padres se separaron, me han dicho que no entendían porqué no le había dolido a su madre la separación de su padre, por lo que lo mejor es no ocultarles nada porque al ocultarlo, ellos tienden a llenar los espacios sin información y generalmente lo hacen con información errónea.

Siguiendo con los postulados del contructivismo, también podemos concluir que aquello que hemos construido de la peor manera, en algún momento lo podemos deconstruir y reconstruir de una manera más positiva en la que salgamos bien librados todos. Piensa por un momento en algo que te esté preocupando en este momento, puede ser el excesivo estrés laboral, problemas con algún ser querido u otras situaciones. Ahora bien, analiza la construcción del hecho que te has establecido, por ejemplo, "es muy pesado mi trabajo" o "las cosas no están nada bien con fulano o sutano", ahora trata de cambiar la connotación de tu estrés, por ejemplo al pensar que "el estrés del trabajo implica que tienes trabajo" y que incluso "la responsabilidad que tienes, es una con la que muchos no podrían", piensa por ejemplo que es mejor "tener problemas con un ser querido que no tener a ese ser querido a tu lado y que si hay problemas es porque ambos son importantes para el otro, tan importantes incluso que resulta ser un problema el estar molestos".

Si en este momento atraviesas por una separación, te invito a pensar la manera en que construyes tu realidad y la manera en que ayudas a construir la realidad de tus hijos. Si eres hijo de padres divorciados, pero eres un adulto, la responsabilidad ahora es tuya, así que te invito a revisar cómo construiste tu realidad con o sin ayuda de tus padres y qué de esa construcción contiene cargas negativas de pensamiento, te invito a corregir las probables construcciones negativas y a entender los echos en su justa medida.

Para las personas que se encuentran ya separados pero que les tocó el cuidado de los hijos, recuerden que el amor, la comunicación y la atención son la base para construir una buena relación con los menores pero si se te dificulta, acude a terapia psicológica y el terapeuta te acompañará en el entendimiento de tu proceso y el de los menores. En general, cualquier situación por la que estés atravesando, recuerda que siempre hay solución, visita a tu Psicólogo y encuentra tu paz interior. Muchos saludos y gracias por leer y compartir el artículo, espera mucho más de este tema en otro momento.



Lic. Psic. Pedro Salvador Cabrera Ramíerez

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martes, 15 de marzo de 2016

LOS HIJOS DE PADRES DIVORCIADOS

¿CUÁNDO LA SEPARACIÓN 

AFECTA A LOS HIJOS?


Es muy recurrente encontrarse con niños y adultos con padres separados, y por otro lado es común encontrar a parejas que no se separan por el miedo a dañar a sus hijos; para algunos la separación es un trauma brutal mientras que para otros no resulta ser importante, para algunos más, la separación de sus padres fue tan importante que decidieron no realizar una vida en pareja y no tener familia y otros más temen tanto a la separación al formar una relación que terminan por convertir su relación en un verdadero infierno; es por ello que el tema de hoy lo dedico a comprender cómo y cuándo es que puede afectar una separación de los padres.

Lo primero que debemos conocer es que según la literatura, diversos autores coinciden en que cuando una pareja consolidada (casada o en unión libre) decide separarse, existe en promedio dos años previos en que se originaron problemas que no se han podido resolver, la pareja hace intentos por mejorar o corregir los errores, en ocasiones cambian y se restablecen momentáneamente para luego caer en las mismas circunstancias, hasta que poco a poco el dialogo no basta y los constantes "vamos a echarle ganas" ya no son suficientes, porque los daños comienzan a ser estructurales y tarde o temprano la relación se colapsa.

Cuando los niños están viviendo estos años de constantes pelean verbales, golpes o indiferencia, los niños comienzan a percibir que existen problemas graves en casa y que existe el riesgo de perder a uno o ambos padres, los cuales son cruciales en su desarrollo y entonces comienzan los traumas para los menores, ya que para ellos antes de la adolescencia esta ruptura resultará devastadora si no se realiza adecuada y pacíficamente.

Hoy en día parecería increíble que los padres aún con toda la información disponible por diversos medios, continúen utilizando a los niños como armas emocionales en contra de la pareja, parece increíble que sigan diciendo cosas como "verdad que yo te quiero más que tu papá o mamá", o que siga habiendo padres y madres que intenten provocar en los niños un coraje en contra del otro progenitor con la intensión de que, cuando llegue la separación, odien en lugar de extrañar, para que así "no sufra el niño o niña"; pero resulta que esta es la mejor manera de provocar un trauma en los menores, ya que para ellos el padre o la madre son figuras cruciales y la relación que establecen con ambos debe de ser independiente de la relación que existe entre la pareja.

A muchas personas separadas les afecta que su hijo o hija comente cosas buenas de su ex-pareja al estar en convivencia y este desagrado que experimenta el adulto es percibido por el niño, quien de inmediato capta el mensaje de que no debe hablar de un progenitor para no afectar al otro, lo cual lo lleva a un lugar de soledad en cuanto a la expresión de sus sentimientos, ya que poco a poco aprende a dividir su vida, y a cuidar sus palabras, perdiendo así espontaneidad y sintiendo un desamparo emocional cada vez mayor por parte de ambos padres.

Otro error que se comete constantemente en la relación con los menores es que se utiliza al niño o niña como confidente, así el menor con un intelecto aún no consolidado, con una inmadurez emocional e intelectual, etcétera, comienza a escuchar los problemas, quejas, rencores y culpas del progenitor y además tiene que brindar consuelo a éste en un tema que no alcanza a comprender y que le afecta sobremanera, de esta forma este menor comienza a satanizar a uno y a subestimar al otro de los padres, de tal forma que se le interrumpe su infancia y su formación y se le obliga a entrar en el mundo adulto de la peor manera.

En ocasiones encontramos a adultos con unos apegos emocionales muy insanos, incapaces de terminar relaciones conflictivas por el terror que para ellos implica la separación y al explorar esto con la psicoterapia, nos hayamos en el terreno de las constantes separaciones y reencuentros de los padres. A los menores se les enseñó a temer la separación ya que no solo ocurrió una vez, sino que se volvió algo habitual en la relación de los adultos; expuestos así los menores, a una cantidad de dramas abrumadores y lo único que lograron hacer los pequeños para no resultar afectados era esconder sus emociones o evadir la realidad en actividades hipnotizantes (televisión, tablets, celulares y otras), no obstante, al formar ellos una relación en la vida adulta, se ven enfrentados a todos esos traumas latentes, los cuales en esta ocasión no tienen oportunidad de evadir, y es hasta aquí que explotan todas las emociones contenidas en el pasado y para evitarlas son capaces de humillarse con tal de evitar la separación.

Estos son solo algunos pocos ejemplos de la variedad de circunstancias a las que se tienen que enfrentar los hijos de padres separados, pero aún hay mucho más, porque en ocasiones algunos padres intuyen o saben estas consecuencias que los niños tendrán que sufrir y prefieren no separarse y así mantenerlos en situaciones de violencia, peleas, indiferencias, humillaciones y desgaste emocional en lugar de tomar la decisión de separarse. Muchas veces esa decisión de continuar en la relación los perjudica más que la separación.

Parecería sorprendente saber que aún cuando los hijos de padres separados se enfrentan a un camino complicado y que al parecer no habría manera de no resultar afectados, esto no necesariamente ocurre en todos los individuos, en la segunda parte de este artículo, les platicaré los caminos más saludables para no dañar a los niños y también la manera en que la resiliencia juega un papel crucial en la salud mental y emocional de los menores y de la manera en que un adulto con vestigios de trauma por separación de sus padres, se puede llegar a liberar de temores y problemas de toda índole. Como siempre agradezco que hayas leído el artículo y que me ayudes a compartirlo con quien le pueda interesar y principalmente con quien esté atravesando por algo tan difícil como la separación, saludos y recuerda colocar tus comentarios y proponer temas de tu interés.




Lic. Psic. Pedro Salvador Cabrera Ramíerez

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miércoles, 2 de marzo de 2016

¿PORQUÉ ALGUNAS PERSONAS REALIZAN LO QUE SE PROPONEN Y OTRAS NO?

CÓMO SURGE LA FUERZA DE VOLUNTAD




La fuerza de voluntad es determinante en el cambio, progreso y transformación del ser humano, en consulta es determinante en cuanto a la recuperación de un paciente; sin embargo, no todos manejamos el mismo nivel de voluntad e incluso para algunas personas la falta de fuerza de voluntad es su talón de Aquiles, es por ello que el día de hoy quiero hablarles de cómo es que formamos y fortalecemos eso que llamamos fuerza de voluntad.

Pensemos en un niño pequeño, éste tendrá ganas de hacer algunas cosas, de aprender nuevas actividades y en general tendrá curiosidad frente al mundo en el cual se va desenvolviendo. Si pensáramos esto con la óptica de la fuerza de voluntad, podríamos afirmar que en efecto posee dicha fuerza, pero ¿qué sucede a medida que crece el niño y comienza a fracasar en algunas acciones y a medida que algunos actos le producen dolor?, es aquí en donde sus deseos de explorar y conocer comienzan a tener límites. Pensemos por ejemplo, cuando un niño que comienza a caminar se cae fuertemente, es muy probable que deje de intentar caminar durante cierto tiempo, hasta que recupere poco a poco la confianza, podríamos decir entonces, que su fuerza de voluntad, está limitada por el miedo al dolor. Más delante este mismo niño hipotético se enfrentará a cosas cada vez más complejas, que incluyen las interacciones sociales con sus padres, familiares y coetáneos, y ante cada uno de estos eventos el niño tendrá que enfrentar un logro o fracaso, que repercutirá además de en otros ámbitos, en su capacidad para la acción o fuerza de voluntad.

Esto lo podemos entender en un niño que tiene que comenzar a construir su identidad y en quién todo será nuevo, pero qué pasa entonces con un adulto que no puede tomar una decisión determinante en su vida, la cual la ha analizado y meditado muchas veces y que está convencido de que debe tomar dicha decisión y que pese a todos sus esfuerzos, le es imposible llevarla a cabo. Esto es algo muy común en el ser humano, ya sea que se trate de dejar un mal hábito, de terminar con una relación destructiva, el simple hecho de terminar lo que en algún momento se inició o bien de iniciar algo nuevo que requiere de esfuerzo y fuerza de voluntad. Es sorprendente encontrar detrás de la falta de fuerza de voluntad que el adulto al igual que el niño tiene miedos internos, pero éstos son más complicados y de difícil acceso.

Pero, ¿a qué le teme el adulto?, si es que sabe que todo en la toma de decisiones será favorable para su persona y si después de analizar los diversos puntos, pros y contras, sabe conscientemente, qué es lo mejor para él o ella, sólo falta la fuerza de voluntad. Pues bien, si estás viviendo algo como esto, te invito a reflexionar sinceramente en lo que te impide cumplir con tus propósitos, cuál o cuáles son tus miedos profundos, qué involucra el que logres tu objetivo, qué beneficio secundario trae para ti ese mal hábito o el estar fuera del alcance de tu meta.

Muchos pacientes llegan con una demanda muy clara, es decir, saben lo que quieren e incluso han pensado en todas las formas de llevarlo a cabo, pero no están preparados para la acción. Primero hay que comenzar a fortalecer la voluntad para que con el tiempo, incluso sin mucho esfuerzo logren sus objetivos. Seguramente te estarás preguntando, ¿cómo es que se comienza a fortalecer la voluntad? y es aquí en donde encontramos el nudo, ya que: "el que quiere poseer fuerza de voluntad, debe tener fuerza de voluntad para lograr aumentar su fuerza de voluntad".

En primer lugar, para desenredar ese nudo, tenemos que enfrentarnos a nuestras propias emociones, por dolorosas que estas sean debemos sentirlas y dejarles de temer. De esta manera en un nivel inconsciente estaremos perdiendo el miedo al dolor, al sufrimiento, al fracaso, a las cosas nuevas, etcétera, y entonces, como el niño pequeño seremos capaces de enfrentarnos nuevamente a aquello que nos derrotó en el pasado. La fuerza de voluntad existe con naturalidad, nuestro deseo de ser y estar mejor es permanente en un ser humano sano mental y emocionalmente, pero en ocasiones esto se ve opacado por nuestros miedos y nuestro propio conformismo, por nuestra falsa seguridad.

Cuando a alguna persona le es prácticamente imposible ejercer su derecho a la voluntad, es porque se encuentra conforme, es porque su espíritu es esclavo de sus propios miedos. La persona que no se reta a sí mismo, no ejercita su voluntad y por el contrario, quien vence pequeños retos, logrará poco a poco poseer una voluntad inquebrantable. Te invito a tomar esos pequeños retos, puedes comenzar levantándote a la primera señal del despertador, masticando más tiempo tus alimentos o incluso, caminando una cuadra más, no importa que tan pequeño sea el reto, el hecho de vencerlo fortalecerá tu voluntad; si quieres una meta más grande, comienza por lo más sencillo y paso a paso lograrás el éxito en tu gran meta.

Como siempre es un placer escribir y espero te haya gustado este fragmento acerca de la fuerza de voluntad, te invito a seguir haciendo consciencia en uno mismo y en los demás, te invito a compartir el artículo si te agradó, pero sobre todo a mejorar día a día, saludos.



Lic. Psic. Pedro Salvador Cabrera Ramíerez

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